Un estudio inquietante y provocador salió literalmente a la luz del sol en los últimos días. Según reporta, las mujeres con hábitos de exposición activa (no casual) a la luz solar tienen una tasa de mortalidad más baja que aquellas que la evitan.
Es la conclusión de un seguimiento de 20 años a 29.518 mujeres realizado en Suecia por especialistas de varias instituciones, entre ellas el prestigioso Instituto Karolinska.
Al dato sorprendente hay que agregar una delicada e importantísima salvedad: las adoradoras del sol también tuvieron un mayor riesgo de cáncer de piel. La Sociedad Argentina de Dermatología es contundente al respecto: “El cáncer de piel es el tipo más común de los cánceres en el ser humano. En los últimos 30 años más gente ha desarrollado un cáncer de piel que cualquier otro tipo de cáncer. En los Estados Unidos se espera que uno de cada cincohabitantes lo desarrolle en el transcurso de su vida. Una de sus causas más importantes es la exposición al sol sin protección o a las camas solares.”
“Por otra parte, como el daño solar es acumulable, las exposiciones reiteradas producen a largo plazo envejecimiento prematuro, lesiones precancerosas y cáncer de piel”, advierten.
Los autores de este estudio, naturalmente, recuerdan también este grave riesgo pero lo contrastan con las evidencias surgidas de su trabajo.
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Según el estudio, las mujeres con hábitos de exposición al sol tuvieron un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y de muerte no oncológica. La contrapartida fue el riesgo de muerte por cáncer, que aumentó en estas mujeres pero que fue atribuido por los autores del estudio al mismo aumento de la supervivencia.
Otra sorpresa: las no fumadoras que evitaron la exposición al sol tuvieron una expectativa de vida similar a la de las fumadoras con mayor exposición al sol, lo que indicaría que evitar la exposición al sol es un factor de riesgo de una magnitud similar a la del hábito de fumar.
En comparación con el grupo de mayor exposición al sol, la esperanza de vida de quienes evitan la exposición al sol se redujo en un 0.6-2.1 años, concluye el estudio.
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La eventualidad del dato engañoso
El doctor Robert H. Shmerling detalla en Harvard Health Publications algunas advertencias necesarias para comprender las conclusiones de este estudio:
1- Las muertes por cáncer fueron más comunes entre quienes pasaron más tiempo al sol.
2 – El impacto de la exposición al sol sobre la longevidad no fue excepcionalmente grande: de 7 meses a 2 años de vida más.
3 – Esta mayor supervivencia puede tener otras causas: por ejemplo el hecho de que los amantes del sol tienden a ser más activos, fumar menos y tener una alimentación más saludable. “Los investigadores trataron de tener en cuenta otros factores como estos en su análisis, pero siempre es posible que algo importante se haya pasado por alto”, explica el doctor Shmerling.
4 – El estudio no logró determinar la razón por la cual la exposición al sol prolongaría la vida o evitaría muertes por enfermedad cardiovascular. Podría tratarse del conocido efecto de la vitamina D, producida por el contacto de los rayos solares sobre la piel. Los objetores de este estudio aducen que los suplementos de vitamina D podría promover el mismo beneficio sin agregar el riesgo de melanoma.
5 – El estudio no incluyó participantes hombres, en quienes el impacto de la exposición al sol podría ser diferente.
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Advertencia importante
Un estudio científico merece siempre ulteriores profundizaciones y, con frecuencia, correcciones. Antes salir corriendo al aire libre al mediodía y sin protector solar, hay que tener en cuenta los riesgos graves, concretos y comprobados, sobre los cuales la comunidad de la salud advierte de manera constante: lesiones cutáneas, envejecimiento prematuro de la piel y cáncer, entre ellos. El bronceado sigue siendo, después de todo, una reacción de la piel ante una agresión, no un maquillaje natural.
“Los autores de este estudio sugieren que evitar el sol podría tener un impacto negativo similar al del cigarrillo. ¡Eso es toda una declaración! En mi opinión, una declaración de esta especie es prematura y exagerada“, resalta el doctor Shmerling.
La historia de la investigación científica está llena de casos que fueron revisados, reinterpretados y considerados erróneos, a la luz de datos posteriores. “La terapia de reemplazo hormonal para las mujeres perimenopáusicas es uno de los ejemplos más dramáticos y recientes. No hagamos de la exposición al sol el próximo.”
FUENTE | http://www.clarin.com/