Un informe sobre la influencia de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) sobre la salud de los trabajadores advierte de que el “tecnoestrés, la tecnofobia, la tecnofatiga y la tecnoadicción” son “los nuevos riesgos psicosociales” a los que se enfrenta este colectivo, según ha informado en un comunicado la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
Este trabajo, elaborado por Pedro R. Gil-Monte, doctor en Psicología por la Universidad de La Laguna y profesor colaborador del Grado de Psicología de la VIU, explica que “el tecnoestrés es un problema de adaptación debido a la falta de habilidad de un individuo para manejar las nuevas tecnologías de la información de una manera saludable”. Gil-Monte explica que esto “puede tener efectos negativos directos o indirectos sobre las actitudes, los pensamientos y las conductas del trabajador”, así como “ocasionar alteraciones y disfunciones en cualquier sistema fisiológico del individuo”. Igualmente, este experto precisa que “existen diferentes tipos o formas de tecnoestrés” y destaca entre ellas “la tecnofobia o la tecnoansiedad”, es decir, “la aparición de ansiedad y malestar en el trabajador cuando tiene que utilizar alguna TIC para el desarrollo de su trabajo”.
Entre estas variedades Pedro R. Gil-Monte apunta también la “tecnofatiga, cansancio y fatiga psicológica o cognitiva por la exposición continua a la tecnología informática” y “la tecnoadicción, necesidad incontrolable de utilizar las TIC, que lleva a comportamientos obsesivo-compulsivos”. El profesor de la VIU ha manifestado que “la introducción de las TIC en las organizaciones laborales ha favorecido su productividad, eficiencia de los procesos y rentabilidad, así como la mejora de los procesos de coordinación y comunicación organizacional, dotando de mayor flexibilidad en la actividad laboral de las personas”, por lo que ha afirmado que “es importante fomentar su desarrollo”. No obstante, Gil-Monte ha resaltado que “también hay que ser consciente de los inconvenientes de las TIC, en especial, aquellos que se derivan de los nuevos riesgos psicosociales que introducen y sus consecuencias para la salud de los trabajadores”. “Esta consideración es importante tenerla presente en la elaboración de la normativa que regula su uso y en las obligaciones y derechos de los trabajadores, así como para fomentar aspectos positivos como son la flexibilidad de los horarios y la conciliación trabajo-familia”, ha afirmado el profesor.
RIESGOS DE SALUD MENTAL Y ERGONÓMICOS
Así, el documento señala que el trabajo con ordenador requiere de tiempos de concentración prolongados con demanda mental, lo que da lugar a un riesgo psicosocial por exceso de carga mental y fatiga psicológica, además de problemas asociados a la necesidad de aprendizaje constante para adaptarse a los cambios introducidos en las TIC y a otros como el ciberbullying. Asimismo, advierte de los riesgos ergonómicos derivados de la realización de tareas que requieren movimientos repetitivos y adopción de posturas mantenidas en el tiempo, así como otros inconvenientes debido a que el trabajador debe estar siempre disponible.
TELETRABAJO
Sin embargo, el experto de la VIU destaca que la evolución de las TIC en el trabajo también tiene aspectos “muy positivos” como es la mejora de los procesos de comunicación, la coordinación o el facilitar el intercambio de información que “ha hecho posible el desarrollo del trabajo flexible y la virtualización del entorno laboral, lo que puede contribuir al bienestar en el trabajo”. De hecho, valora que el teletrabajo mejora la conciliación entre la vida laboral y profesional, ahorra costes por desplazamientos, mejora la productividad y rendimiento, así como la integración sociolaboral de personas con discapacidad. Además, “fomenta la flexibilidad, la autonomía y la confianza, lo que repercute en un incremento de la satisfacción laboral por parte de los empleados”, ha destacado.
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