Era 2008, mi antigua empresa, el call center de una famosa web de apuestas online donde atendíamos llamadas de simpáticos ludópatas y vividores, cerró de un día para otro.
En un atisbo de madurez, decidí mandar mi currículum a cualquier trabajo que pagara más de 1200 euros [alrededor de 24 mil pesos] (de hecho, el salario fue lo único que miré a la hora de aplicar en las ofertas).