Alivio en el horizonte para los que padecen dolor de espalda
Este reportaje fue realizado con el apoyo del fondo Dennis A. Hunt, un programa del Centro de Periodismo de salud de la Universidad del Sur de California.
En un gigantesca bodega en las afueras de Sacramento, el ingeniero Libanés Fadi Fathallah se ha pasado los últimos 19 años obsesionado con el dolor de los trabajadores que riegan con sudor, y muchas veces con llanto, los campos del país.
El Centro de Investigaciones Ergonómicas de la Universidad de California-Davis. Foto: Noticias Telemundo
Como director del Centro de Investigaciones Ergonómicas de la Universidad de California-Davis, su misión es desarrollar nueva tecnología y todo tipo de herramientas que eviten que se lesionen en la labor.
La ergonomía según una definición de Word Press, “analiza la interacción del ser humano y otros elementos de un sistema con el objetivo de promover el bienestar humano y el rendimiento de ese sistema”. En resumen, trata de que las personas y la tecnología funcionen en armonía sin hacerse daño entre sí. Más sencillo aún; busca evitar la triste realidad que aqueja a José Luis y Yolanda Ochoa, y a millones de campesinos más, que dejaron o están dejando juventud y salud en la agricultura.
Los Ochoa trabajaron más de 20 años cosechando espárrago, tomate, “en el azadón” preparando cultivos, y finalmente en empaquetadoras de cereza, de donde ambos salieron lisiados de espalda, tal como les pronosticó algún día una compañera de trabajo; “dice en lugar de dólares vamos a salir de aquí con puros dolores”, recordó con resignación Yolanda sentada al lado de su marido. “Entrábamos a las 7 de la mañana hasta las 12 de la noche, o una de la mañana. Así era el trabajo ahí. Sí de pie parados y no más nos daban un break de 10 minutos para sentarnos cada 4 horas, y un lonche a la mitad del turno de media hora”, añade con ímpetu. A pesar de estar inhabilitada sabe que la gran mayoría de los que nos son campesinos en la nación, somos incapaces de repetir hazañas como las suyas.
“Absolutamente no. Traté de cosechar fresa, y me di por vencido a la media hora”, me dice Fathallah, un triatleta de 54 años, que no había visitado jamás el campo hasta que le ofrecieron este puesto y lo acepto intrigado. A él no se le escapa la ironía de que le quedan hasta 2 décadas más de vida útil, mientras campesinos de su edad, como Yolanda, ya no pueden caminar, ni sentarse, ni dormir sin dolor.
“De acuerdo con nuestra experiencia, todos los trabajadores del campo, especialmente los que laboran cosechando, podando, o preparando la tierra –doblados de la espaldas- todos desarrollan en algún momento incomodidad, dolores, o lesiones severas, que tarde o temprano los dejan lisiados” me dice, antes de darme un recorrido por su bodega, llena de juguetes, y aparatos con los que busca revolucionar uno de los oficios más antiguos de la humanidad.
Fathallah asegura que no hay movimiento que lesione más a los campesinos, a los obreros, y a los trabajadores de limpieza entre otros, que agacharse y girar la espalda al mismo tiempo, porque es ahí, que se lesionan los discos y se presionan los nervios. Lo sabe gracias a un aparato clave, que se ajusta al cuerpo en la cintura y los hombros, y lleva a lo largo de la espalda una réplica de la espina dorsal en plástico conectada a una computadora.
El ingeniero libanés Fadi Fathallah del Centro de Investigaciones Ergonómicas de la Universidad de California-Davis. Foto: Noticias Telemundo
Con la maquina puesta y repitiendo el trabajo de los campesinos de la uva, me mostró cómo pudo determinar que el riesgo de lesionarse para los trabajadores de la uva es considerablemente menor cuando utilizan para la cosecha una cubeta más pequeña, una que pesa 10 libras menos que la usaron durante décadas.
Otro de los hallazgos que más destaca, es un estudio que se puede poner en práctica inmediatamente, es sencillo y le ahorraría millones en dolores y en dólares a la industria agrícola.
“Estudiamos el impacto de mini-descansos de 5 minutos a lo largo del día y el efecto que tienen en la recuperación de la espalda, y vimos que es una manera efectiva para disminuir la fatiga de los trabajadores y las probabilidades de que sufran lesiones”, asegura Fathallah. “Si la gente lo aceptara y les ayuda es posible hacer los cambios y buscar el dinero para implementarlos” me dice con gran interés Joe de Bosque, campesino de tercera generación en el Valle Central y dueño de un empresa agrícola que cuenta con más de 300 trabajadores. Asegura que a muchos, especialmente los más jóvenes, no les gusta trabajar por hora, si no por cantidad cosechada, y que ellos mismos se rehúsan a veces a comer o a descansar, tratando de ganar lo máximo que les sea humanamente posible.
Le muestro las imágenes de las máquinas y herramientas de la bodega de Fathallah; una que están usando en Europa para que los campesinos que cosechan la fresa vayan acostados entre los surcos y no tengan que estar doblados, el sensor para conectarles en la espalda que dispararía una alarma si llevan agachados más del tiempo recomendado, otro aparato que transfiere el peso de la espalda a las piernas cuando están piscando y permite que cosechen derechos sin sacrificar la espina dorsal, el tubo de menos de 10 dólares que ayuda a levantar baldes sin mayor esfuerzo… en fin… y vuelvo a insistirle ¿por qué están encerrados en una bodega y no en el campo?, ¿por qué, si los dolores de espalda son tan comunes no hay regulaciones y prácticas que los protejan? “No todo en la agricultura es igual, si tratas de formular una ley para melón, no va a ser igual que para la cereza, o para el espárrago. Entonces lo que nosotros hacemos para tratar de mejorar las condiciones del trabajador y evitar más accidentes, es educarlos”.
Máquina utilizada en europa para que los campesinos que cosechan la fresa vayan acostados entre los surcos y no tengan que estar doblados . Foto: Noticias Telemundo
Fathallah dice por su parte que muchas de las herramientas que han desarrollado en su taller, están a disposición de quien quiera comercializarlas pero hay varias que no han despertado interés.
El experto en ergonomía, el agricultor (Del Bosque), Luis Magaña, defensor de los derechos de los campesinos, y el Dr. Stephen McCurdy, están de acuerdo en que hacen falta más esfuerzos institucionales que protejan la salud del campesino, pero insisten en que la primera línea de defensa es la prevención; cuya responsabilidad recae muchas veces en el propio trabajador que no se cuida, que no descansa, que se sacrifica día a día como si fueran una máquina, y acaba dejando en el campo, un tercio de su vida.
Fuente: Telemundo.com