Los niños aman poner sus manos en la boca y chuparse los dedos. Durante el crecimiento, el hábito permanece y allí morderse las uñas es parte del juego. Y un grupo de científicos parece haberle encontrado el lado positivo a esta expandida práctica.
Los niños aman poner sus manos en la boca y chuparse los dedos. Durante el crecimiento, el hábito permanece y allí morderse las uñas es parte del juego. Y un grupo de científicos parece haberle encontrado el lado positivo a esta expandida práctica. ¿Suficiente para que la población infantil lo siga haciendo? No. Pero sí vale la pena prestar atención a los resultados.
A pesar de las advertencias de los dentistas y dermatólogos, hasta un 25% de los niños se chupan el dedo pulgar o se muerden las uñas. Los especialistas aclaran: esta práctica, constante y rutinaria, puede afectar negativamente la salud de las encías y la boca de ellos. Incluso conducir a enfermedades de la piel que aumentan el riesgo de infecciones.
El hábito de morderse las uñas -denominado onicofagia- puede convertirse en una manía que -en muchos casos- requiere tratamiento psicólogico para dejar de hacerlo. Las precauciones de los médicos se sitúan en que las manos están llenas de bacterias, sobre todo durante la edad adulta.
Sin embargo, en un estudio publicado en la revista Pediatrics, investigadores de Nueva Zelanda y Canadá encontraron que aquellos niños que se chupan el pulgar o se muerden son menos propensos a tener reacciones de tipo alérgico a una variedad de cosas -incluyendo mascotas y ácaros- que los niños que no lo hacen. De hecho, los pequeños que se involucran en ambos hábitos tienen las demostraciones positivas más bajas en las pruebas cutáneas para las alergias.
Los investigadores siguieron a un grupo de cerca de 1.000 personas desde el nacimiento hasta los 32 años y las probaron periódicamente para analizar sus alergias utilizando un ensayo de punción cutánea.
Aproximadamente la mitad de las personas que apelaba a esas dos prácticas presentaba una salid más propensa a desarrollar alergias en la vida adulta. Quienes realizan al menos una de esas manías representaban al 40% de los adultos que sufrían alergias y quienes exhibieron los dos hábitos reflejaron las tasas más bajas: sólo el 31% era propenso a ser alérgico.
Los resultados apoyan la “hipótesis de la higiene”, que señala que la exposición temprana a las bacterias, los virus y los alérgenos pueden preparar al sistema inmune a ser más fuerte y capaz de responder a cualquier ataque microbiano.
“Es posible que los gérmenes que los niños ingieren al chuparse el dedo o morderse las uñas ponen en marcha ciertas poblaciones de microbios en el intestino que puede educar al sistema inmunológico y dejarlo listo para montar ataques contra otros gérmenes, más hostiles y que causan enfermedades”, dijo el médico Malcolm Sears, co-autor del estudio y profesor en la Universidad de McCaster de Canadá.
Aún así, los datos no sugieren que chuparse el dedo o morderse las uñas sean una buena manera de prevenir las alergias. “Lo que estamos diciendo es que no es tan grave tener un poco de suciedad. No estamos seguros de lo que es en el ‘campo de batalla’, si se trata de microbios o alguna otra sustancia, que en realidad nos protege. No estamos tan avanzados todavía”, sostuvo Sears.
FUENTE | http://www.infobae.com/