La serie Mad Men que tanto éxito tuvo en Buenos Aires y en el mundo, hizo un revisionismo histórico mostrando el cambio de los valores de la sociedad, marcado por hechos reales que muchos recuerdan y que fueron hitos en nuestra cultura.
Si tuviéramos que filmar una temporada nueva que transcurriera en el 2030, ¿cómo sería ese escenario?
Partimos de aquellos protagonistas, Don Draper y Peggy, que cargan la historia de la ambición, el engaño, el machismo a ultranza, el acoso sexual y en suma, la infelicidad que se vivía en las empresas en esos tiempos. Cigarrillo tras cigarrillo, whisky tras whisky, llevan a cuestas su historia plagada de las guerras de ese siglo, donde se ponía el cuerpo
En el desarrollo de la serie, la escenografía describe, tal vez sin quererlo, la evolución de los espacios de trabajo en una empresa durante las décadas del 60 y 70, y una cultura organizacional que refleja ese cambio progresivo.
¿Hacia dónde van los espacios de trabajo en el futuro inmediato? Ya está claro que el mundo cambió y que la tecnología llegó para quedarse. La escenografía de los espacios de trabajo del 2030, no tendrá computadora porque todo será táctil y proyectado en la pared, sin teléfono.
La integración de los dispositivos implica que desde cualquier lado se proyecta y planifica todo. Televisión, radio, teléfono, todo junto, todo táctil. No se verán cables con la electricidad inalámbrica. La comunicación mundial se materializará por algo que no sabemos si será internet, pero se habla en simultáneo con todo el mundo
Sin papel, sin impresoras ni fotocopiadoras, el 4D corporiza todo. Nadie fuma, nadie toma alcohol, todos en zapatillas; el abandono de la ropa formal, que ya se da hoy en el 2016, será como sucede ahora con el frac y la galera de principios del siglo XX. Las cortinas subirán y bajarán de acuerdo al sol. El sonido estará incorporado al cuerpo y las paredes hablarán, las carteleras y pantallas planas habrán quedado en la historia. La comunicación al instante.
Veremos mayoría de mujeres, Don Drapper se hubiera sentido desconcertado o en su salsa. El acoso sexual, de donde sea que venga, no se sabe qué es. No sólo la moral sino la inmediatez lo ha anulado.
Para estos nuevos espacios de trabajo, no existirán las gaseosas, todo será orgánico. Se materializa un mundo “Green”.
Dando continuidad a lo iniciado en el 2015, sigue disminuyendo la tasa de natalidad, por lo que la cantidad de gente es poca. La mitad de las personas trabajan desde su casa, o desde cualquier lugar del mundo, por eso, el equipo se arma en las salas de reuniones en donde la pared proyecta.
Impresionante todo a medidas del usuario. Los escritorios suben, bajan y se adaptan a la altura de cada persona. Quienes van a las oficinas, los pocos, al llegar cada quién, lo regula y la mitad trabaja parado y, es lógico, no hay tiempo. Se necesita que gente de todo el mundo pueda usarlos, noruegos y japoneses. Las chicas adaptarán su mesa a los tacos que en ese momento usen y las cervicales agradecidas.
Sillas pocas, ya que en los 2015 se descubrió que aumentó el 91% la diabetes y los problemas cardíacos por el sedentarismo. Las sillas se adaptan a la gente, abrazan la espalda y se evita así el 64% de los problemas de columna que había en el 2015. Imaginemos un mundo donde la ergonomía es un valor, porque la gente es importante.
En Mad Men había pasillos y la gente circulaba por ellos, en el 2030 en las empresas, no habrá pasillos porque no habrá oficinas cerradas, y los empleados hablarán entre ellos por el dispositivo integrado sin moverse del escritorio .
Y en el momento de elegir los colaboradores, el desafío y la duda asechan al director: ¿se ven felices a los trabajadores? El papel de Don Drapper no lo tienen que cubrir, ya que jefes como esos no hay.
En el 2030 tal como sucede hoy, los jefes compartirán los escritorios con los empleados, no se diferenciará quien dirige el área. El management cambió. El papel de la secretaria con todo el poder ya no existe más. Son asistentes, una ayuda para todos. El rol de Peggy tampoco, ya que la lucha de los sexos terminó.
Entonces es fácil: será cuestión de hacer entrevistas para reclutar menores de 45 años que dediquen la mayoría de su tiempo a lo personal, que tengan relaciones cortas y por internet con el mundo laboral y familiar (no hay tiempo), que no tengan la fidelidad a la empresa como valor, y sobretodo que sean felices.