La lumbalgia es el dolor que se produce en la parte inferior de la espalda. Puede estar acompañado de dolor referido o de dolor con irradiación en el territorio de distribución de una raíz nerviosa (ciática), generalmente L5 y S1. La historia natural de la lumbalgia aguda es, en general, autorresolutiva.
El objetivo del tratamiento es proveer confort inicial mientras se intenta que el paciente se mantenga lo más activo posible
El reposo prolongado puede llevar a la atrofia de los músculos paravertebrales, a la incapacidad crónica y a dificultades en la habilitación. El reposo en cama por dos a siete días es peor que no hacer o que volver a la actividad diaria.
Se recomienda a los pacientes mantenerse activos como les sea posible y continuar con las actividades habituales.
Se aconseja aumentar la actividad física en forma progresiva en los días o semanas siguientes al episodio.
Realizar ejercicios de bajo impacto como caminar, nadar, bicicleta estática, a partir de la segunda semana para evitar los efectos perjudiciales de la inactividad.
A partir de las 4 semanas se pueden realizar ejercicios de flexibilidad y fortalecimiento de la musculatura del tronco. Este tipo de ejercicio puede disminuir la frecuencia e intensidad de las recurrencias. Nunca debe iniciarse el ejercicio en las fases de dolor.
Se recomienda evitar ejercicios o esfuerzos que pueden producir una recaída en el cuadro y aprender técnicas para levantar pesos y sentarse.
A nivel farmacológico existe una gran variedad terapéutica compuesta por 4 grupos de fármacos: analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos, relajantes musculares y antidepresivos.
Dentro de los analgésicos, el ibuprofeno, paracetamol, diclofenac y ácido acetil salicílico son los más utilizados y estudiados. Se reserva el uso de analgésicos opiáceos para los casos de dolor severo.
Los antiinflamatorios no esteroideos presentan propiedades analgésicas a bajas dosis y antiinflamatorias a dosis mayores siendo beneficiosos en la lumbalgia aguda por su rápido comienzo de acción, siendo los más utilizados naproxeno, piroxicam.
Los relajantes musculares como monoterapia no son recomendables. Su principal indicación la constituye el dolor asociado a contractura muscular palpable al examen, asociado a analgésicos o antiinflamatorios, debiendo suspenderse una vez resuelta ésta.
En cuanto al uso de antidepresivos tricíclicos, se indican en casos de lumbalgia crónica asociados o no a depresión. El efecto analgésico es más precoz y a menores dosis que el efecto sobre la depresión.