En Huinca Renancó, una planta recibirá residuos orgánicos y permitirá obtener electricidad. Será distribuida a las industrias y viviendas del pueblo. Es un emprendimiento gestado en la Facultad de Agronomía de la UBA.
En pocos meses, Huinca Renancó, una localidad cordobesa de 10.000 habitantes, hará realidad aquella legendaria escena de “Volver al Futuro” cuando el querible Doc cargaba el tanque de combustible de la máquina del tiempo De Lorean con cerveza, banana y huevos para echarlo a andar. Es que allí el Grupo IFES, un emprendimiento gestado en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) instaló una planta capaz de recibir basura y devolver biogás, que luego, mediante un transformador (grupo electrógeno) se convierte en energía eléctrica.
En pocos meses, Huinca Renancó, una localidad cordobesa de 10.000 habitantes, hará realidad aquella legendaria escena de “Volver al Futuro” cuando el querible Doc cargaba el tanque de combustible de la máquina del tiempo De Lorean con cerveza, banana y huevos para echarlo a andar. Es que allí el Grupo IFES, un emprendimiento gestado en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) instaló una planta capaz de recibir basura y devolver biogás, que luego, mediante un transformador (grupo electrógeno) se convierte en energía eléctrica.
“Este biodigestor es el primero en la Argentina y en Sudamérica a esta escala y con esta tecnología, de alto nivel de automatización”, explica a Clarín el ingeniero agrónomo Guido Casanovas, socio fundador del grupo IFES. “Un biodigestor es un sistema vivo. En este caso, un enorme tanque de hormigón de más de 2.000 m3. Al iniciarse el proceso, se inocula el tanque con agua y estiércol de animales como cerdos o vacas. Luego, recibe basura orgánica (cáscaras de frutas, milanesa, deshechos de una industria de pan, verdulería, etc), que alimenta las bacterias y en su proceso metabólico las hacen liberar gas metano. Ese gas, junto con otros, es el que se llama biogs”.
Casanovas añade que este biodigestor, que trata únicamente basura urbana, no recibe ningún tipo de residuos inorgánicos, como el plástico, el vidrio o el cartón, pero que en otros casos pueden funcionar con silaje de maíz, sorgo y estiércol porcino, como otras dos plantas similares ubicadas en San Luis y Río Cuarto. En el sistema nada se pierde: una vez obtenido el gas que se convertirá en electricidad, la materia orgánica servirá como fertilizante.
El biodigestor es un sistema vivo, que funciona las 24 horas del día. La planta necesita energía para ponerse en marcha y realizar los procesos que cumple, pero a diferencia de otras tecnologías es capaz de crear la misma energía que la mueve. Es decir, consume lo que ella misma genera.
Contra lo que podría suponerse, en Huinca Renancó no existe separación de residuos en origen, y por eso antes de que el biodigestor comience a “comer” hay un proceso de separación. “Una máquina recibe la basura orgánica sucia y separa los inorgánicos como bolsas, pilas, plástico, arena y piedras. La idea es que la planta dé una motivación a los vecinos para comenzar a separar los residuos en sus casas”, agrega Casanovas.
Una vez separado lo orgánico de lo inorgánico, los residuos que llegan a Huinca Renancó llegan a ser de 6 a 7 toneladas, pero la cifra podría duplicarse si las comunidad comenzara a disponer de manera diferenciada sus residuos en el domicilio, algo que es significativo en este caso porque la idea es convertirlos en energía. “En cambio -comenta Guido Casanovas-, cuando toda la basura va a un relleno sanitario, sin distinción, no tiene sentido para la comunidad separar los residuos antes en bolsas o tachos distintos”.
La capacidad instalada en Huinca Renancó no es posible de aprovechar al máximo únicamente con los residuos urbanos de esa localidad y los 11 municipios vecinos. Por eso ya están planeando importar basura de otros pueblos y así incrementar la capacidad de producción de energía que en una primera etapa será de 120 kw/h pero podría llegar hasta 400 kw/h. “En Realicó, una localidad de 8.000 habitantes, a 30 km de Huinca Renancó, la comunidad realiza separación de residuos en origen desde hace 8 años y se podría trasladar su basura hacia la planta de Córdoba para sumarla a la generación de biogás“, añade Casanovas.
Casanovas afirma que desde el punto de vista técnico esta planta de biogás podría replicarse en cualquier parte del país: sólo basta contar con residuos orgánicos o materia orgánica. “En Alemania cerca del 10% de la energía que se utiliza proviene de plantas de biogás -dice el ingeniero agrónomo-, pero ya cuenta con más de 8.000 plantas funcionando a gran escala. Cada planta genera hasta 5 megas de energía por hora y pueden alimentar a un pueblo de 10 mil habitantes con sus pequeñas industrias y agroindustrias. Este tipo de biodigestores no funcionan en una ciudad sino en puntos más alejados, y reciben residuos domiciliarios pero también de industrias, frigoríficos y supermercados”.
A diferencia de la energía eólica o solar, que dependen de fenómenos climáticos como el viento o el sol, el biogás es constante, está disponible las 24 horas al día, y es capaz de producir energía útil para mover industrias y agro-industrias. Sin embargo, el objetivo no debería estar puesto en elegir una y otra alternativa, sino en sumar fuentes renovables de energía.
Según Guido Casanovas, las plantas de biogás “deberían ser mostradas como plantas de tratamiento que generan energía y fertilizante. Es decir, no sólo dan una disposición final a los residuos sino que al mismo tiempo sacan los contaminantes del agua, el suelo, el aire. Quien vive cerca de un relleno sanitario sabe bien el impacto y la contaminación que genera en el medio ambiente la basura orgánica. Hoy Huinca Renancó tiene una laguna pero está contaminada. A partir de la puesta en marcha de la nueva planta, la basura no los contaminará más”.
El proyecto del biodigestor surgió a partir de una presentación de la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE), que nuclea entidades agropecuarias y agroalimentarias, ante el Ministerio de Agroindustria de la Nación, que destinó gran parte de los fondos. También participó la Cooperativa Eléctrica de Huinca Renancó (CEHR). En total, se invirtieron cerca de 2,25 millones de dólares.
FUENTE | http://arq.clarin.com/